Volumen II:  marzo y abril de 1936

Pocas veces un Gobierno se ha visto obligado a hacer tanto en tan poco tiempo. El Gabinete de Manuel Azaña precisa acometer a marchas forzadas el programa electoral de izquierdas a fin de asentar su autoridad y recuperar las esencias de la República.

La complejidad es extraordinaria. La difícil constitución de las nuevas Cortes, la destitución de Alcalá-Zamora, la radicalización de los partidos políticos, los preparativos de un inmediato pronunciamiento militar, y la espiral de violencia, que culmina con el atentado contra Jiménez de Asúa y con los acontecimientos en torno al aniversario de la República.

En medio de este clima, el Gobierno es capaz de emprender la readmisión de los trabajadores despedidos en 1934, proporcionar tierras a más de 70.000 yunteros y campesinos, y articular el regreso de Companys y de la Generalidad a Cataluña.

La Croniquilla internacional viene marcada por el despliegue del ejército alemán en la zona desmilitarizada del Rin y la guerra en Etiopía. Los países firmantes de Versalles y Locarno son incapaces de hacer frente a la Alemania de Hitler, dentro del espíritu de los Tratados y de la seguridad colectiva.

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